El recinto del Castillo de Praga invita a conocer la historia de la ciudad a partir del paseo y también a través de exposiciones permanentes y temporales. Durante todo el año se puede visitar la muestra Historia del Castillo, en el Palacio Real, y el Tesoro de la Catedral, con objetos de oro, plata, vidrio grabado y joyas con incrustaciones de diamantes.

El Palacio Real, intramuros, es el mayor y más antiguo (siglo XI) de los ocho que hay dispersos por la colina del Castillo. Fue residencia de los príncipes bohemios desde el siglo XI y sede del antiguo Parlamento. También dentro del recinto se pueden visitar el Palacio Lobkowocz, donde se exponen pinturas y partituras, o el Palacio de Sternberg, una de las sedes de la Galería Nacional, esta centrada en arte europeo. Entre estos edificios se levanta la Catedral de San Vito, magnífica obra gótica finalizada en el siglo XIX, que rebosa de paneles con piedras preciosas y muros con vidrieras de Alfons Mucha, y cuyo campanario regala una vista única. También destaca el Convento de San Jorge, con la Colección de Arte Checo del siglo XIX.

En un extremo del recinto se puede pasear por el misterioso Callejón de Oro o Dorado, con sus casitas de colores y pequeñas ventanas, que en su origen fueron las viviendas para los guardianes del Castillo. La leyenda cuenta que, por orden de reyes medievales, en él también se instalaron alquimistas en busca de la fórmula para convertir los metales en oro. A partir del siglo XVIII, los edificios empezaron a alojar todo tipo de artesanos, principalmente orfebres, y décadas después, se convirtió en un rincón buscado por bohemios y escritores como Franz Kafka (1883-1924), cuya novela El castillo dicen que se inspiró en sus vivencias en él, o el premio Nobel Jaroslav Seifert (1901-1986).

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