La costa norte de Galicia da lugar a las denominadas Rías Altas, y A Mariña Occidental atesora algunos de los estuarios más genuinos de este litoral. Es el caso de la Ría de O Barqueiro, la más pequeña de la comunidad autónoma, aunque no por ello de menor encanto. Este accidente geográfico creado por la desembocadura del río Sor señala la frontera entre Lugo y A Coruña, donde el cabo de la Estaca de Bares se alarga mar adentro, marcando el punto más septentrional de la Península ibérica.

En este rincón mariñense casi se puede palpar el peso de la tradición, pues su desconocimiento ha permitido mantener la esencia de las pequeñas villas pesqueras que motean la línea costera. Es el caso de O Vicedo. Su larga playa urbana de Arealonga, que vive a expensas de las indomables mareas, da paso a una localidad que vive anclada al mar. Una naturaleza salvaje acentuada por la bravura del Cantábrico convierte sus alrededores en un paraíso paisajístico que se debate entre escarpados acantilados y playas de atmósfera caribeña.

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